MICROORGANISMOS BENÉFICOS

En los suelos conviven numerosos tipos de organismos microscópicos como bacterias y hongos, capaces de aportar grandes beneficios. Estos microorganismos contribuyen a la formación del suelo ya que participan en la degradación de la materia orgánica y en los ciclos de elementos como el carbono, nitrógeno, oxígeno, azufre, fósforo, hierro, entre otros. Con su actividad vital influyen sobre la fertilidad del suelo y el crecimiento de las plantas, ayudando a absorber nutrientes y protegiéndolas del ataque de microorganismos patógenos.

LAS MICORRIZAS:

son un grupo de hongos microscópicos del suelo que puede encontrarse en casi cualquier hábitat. Estos hongos se caracterizan por asociarse y colonizar las raíces de las plantas y a partir de ellas  crecer en la rizosfera semejando una continuación de las propias raíces, formando una red de finas estructuras filamentosas denominadas hifas con las que facilitan a la planta una mayor absorción de agua y nutrientes a la vez que impiden la erosión. Estos serían los efectos más conocidos de las micorrizas, aunque destacan otros efectos beneficiosos como un mayor desarrollo del sistema radical y la protección de las plantas frente al ataque de microorganismos patógenos. Las asociaciones micorrícicas comenzaron hace mas de 400 millones de años, con las primeras plantas terrestres, de modo que ambos organismos han evolucionado juntos hasta nuestros días. Se trata de una asociación mutualista donde la planta aporta al hongo los carbohidratos para establecerse y colonizarla; a cambio el hongo le aporta nutrientes minerales y agua que extrae de la solución del suelo. Las micorrizas  son un indicador estable de la actividad biológica en la rizosfera.

Existen varios tipos de micorrizas, diferenciándose unas de otras por el grupo de plantas que se coloniza y por la forma en que el hongo se establece en la raíz de las mismas.

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MICRO2

Las endomicorrizas o micorrizas arbusculares

son el tipo más difundido ya que se forma en la mayoría de las plantas. El hongo que la forma es un simbionte obligado, y al asociarse a la raíz coloniza su córtex desarrollando los arbúsculos, que son las estructuras que le dan nombre y que le permiten llevar a cabo el intercambio bidireccional de nutrientes (planta-hongo y viceversa). La mayoría de las plantas hortícolas, ornamentales y frutícolas forman endomicorrizas.

Las ectomicorrizas

están formadas por los hongos que usualmente conocemos como setas. En este tipo de asociación el hongo crece externamente sobre las raicillas absorbentes de la planta formando un manto envolvente y ramificado. La mayoría de las especies forestales y leñosas forman este tipo de simbiosis.

Las micorrizas ericoides

son otro caso de endomicorriza, pero que se forma en algunas especies ornamentales y frutales como azalea, clavel, camelia, brezo, rododendro y arándano.  El hongo asociado a la raíz también penetra en las células radicales.

Además de éstas, existen otros tipos de asociaciones micorrícicas de menor importancia en agricultura y paisajismo, dado que involucran un menor número de especies vegetales y de hongos del suelo.

Existen algunas plantas que no son capaces de asociarse a ningún hongo micorrícico, entre las que destacan especies hortícolas como col, brócoli, coliflor, espinaca, rábano, nabo y mostaza.

OTROS MICROORGANISMOS IMPLICADOS EN LA MEJORA DE SUELOS Y CULTIVOS

Además de las micorrizas, existe un gran número de microorganismos cuyo papel es primordial para el desarrollo equilibrado y la sanidad de las plantas y el suelo. Hongos como Trichoderma y Pochonia,  proporcionan protección frente a microorganismos fitopatógenos. Otro grupo importante lo constituyen las rizobacterias promotoras del crecimiento vegetal, conocidas como PGPRs por sus siglas en inglés. Ellas participan activamente en procesos como la fijación de nitrógeno en el suelo, la solubilización de fósforo, la mineralización de elementos nutritivos, la descomposición de la materia orgánica, la producción de fitoreguladores y el biocontrol, entre otros.